La producción agro-ecológica como un modelo para preservar la vida

La agro-ecología es más que una ciencia orientada a diversificar la producción. Se trata de una toma de conciencia que contribuye no sólo al cuidado del medio ambiente que nos rodea sino a la vida de las personas. Es una alternativa de producción sustentable frente a la agricultura convencional depredadora. 

Por Coordinación Provincial Pro-Huerta

¿Porqué hablamos de modelos de producción agro-ecológicos, sea una huerta o una granja? ¿Es la agro-ecología parte de un nuevo modelo de producción?

Cuando hacemos referencia a este modo de producir hablamos de una práctica tan antigua como la agricultura misma, cuyo principal objetivo es conservar el equilibro entre la naturaleza y el hombre como parte de ella y no como un sujeto ajeno al entorno natural.

Según la definición del autor Gliessman, la agro-ecología es una ciencia que orienta la reconstrucción de sistemas convencionales de producción (monocultivos que dependen de los agroquímicos) a sistemas más diversificados y autosuficientes. No obstante a ello, se la considera también como una elección de vida ante las múltiples problemáticas que los sistemas convencionales han causado en los últimos años.

Desde la década del setenta, se ha modificado sustancialmente el panorama de la producción agrícola, desde la incorporación de semillas híbridas hasta los transgénicos, pasando por el uso intensivo de agrotóxicos para los diferentes cultivos, como por ejemplo el algodón y las oleaginosas. La llegada de corporaciones transnacionales al país, que promueven este tipo de agricultura, inclinó la balanza hacia la concentración del capital en manos de grandes productores agrícolas.

Esta forma de producción ocasionó una serie de problemáticas produciendo un desequilibrio en el ecosistema natural en el que vivimos, originadas por el uso intensivo de productos químicos, fertilizantes, agrotóxicos y semillas transgénicas. Además de provocar la deforestación, la salinización, la desertificación, la pérdida de la biodiversidad, la expulsión de comunidades campesinas e indígenas y otras más.

Frente a esta realidad surge la necesidad de cambiar los sistemas de producción agrario, donde la sustentabilidad y el equilibrio “naturaleza-hombre” sean la base del trabajo. Este modelo de producción agro-ecológica busca que el hombre viva en equilibrio con la naturaleza, es decir que utilice todos los recursos que le brindan la tierra y el monte sin destruirla.

Realizar la práctica agro-ecológica posibilita muchos beneficios a la hora de trabajar, tales como la disminución de las malezas, insectos, plagas y enfermedades a través de la rotación de cultivo, a diferencia de la producción convencional que fomenta el monocultivo. También reduce la necesidad de fertilizantes químicos y junto con prácticas de labranza conservadoras del suelo, reducen el desgaste del mismo.

Por ello la agroecológica es mucho más que un modo de producción, ya que no sólo tiene en cuenta a todo el agro-ecosistema sino también los saberes populares de las comunidades y pueblos originarios. Es por eso que hoy, nuestro mayor desafío es lograr que nuestras producciones sean agroecológicas, teniendo en cuenta que los principios de esta ciencia optimizan nuestras condiciones de vida, tanto en la producción de alimentos como en el cuidado del medio ambiente, estimulando así la soberanía alimentaria y la vida de las comunidades agrícolas.